Es una obviedad decir que el deporte hoy en día no solo
ayuda a salir de la pobreza, pero también es un escape para los jóvenes, para
que en vez de usar su rato libre en drogas o violencia, dediquen su tiempo a
practicar alguna disciplina beneficiosa para ellos.
Hay una infinidad de casos en el deporte mundial, el primero
que se me viene a la mente es el de Teófilo Gutiérrez. Para resumir, el goleador
nació en uno de los barrios más peligrosos de Barranquilla, La Chinita, en
donde prácticamente toca vivir agachado para que no te hieran con una bala. Hoy es el futbolista que más gana en Colombia.
Y así hay más casos, la mayoría en el fútbol ¿y por qué?
Porque a lo largo de todo el país encontramos una cantidad inimaginable de
canchas de fútbol. ¿Pero el resto de deportes qué?
En Colombia escasean los escenarios deportivos distintos al
deporte rey. A los atletas les toca practicar en las pocas pistas atléticas que
existen en los estadios de fútbol, las cuales casi todas están en mal estado.
En Barranquilla iban a traer a Usain Bolt a inaugurar la pista que hace de
perímetro al gramado del estadio Metropolitano, la cual estaban arreglando para
el Mundial Sub-20. Ni Bolt, ni pista.
Para alguien que corre los 100, 200 o 400 metros planos es
muy importante contar con un buen terreno, plano y sin huecos, para no
lastimarse. No es como en el fútbol, que pueden patear una bola en cualquier
parte y dibujar así sea mentalmente los arcos.
Otros deportes son aun más esquivos para los nuestros, como
el salto con garrocha, natación, lanzamiento de bala o jabalina. Y esto se ve
en los Juegos Olímpicos.
Por primera vez en la historia tenemos más de 100
deportistas y, por ahora, hemos ganado cuatro medallas (tres de plata y una de
bronce). Dos hechos sorprendentes si comparamos el respeto que se le tiene al
deporte en otras partes del mundo. De ahí vienen todas las lágrimas, los gritos
y las emociones con cada presea, ya que como deportista que entrena en
Colombia, llegar ahí es casi como descubrir la teoría de la creación.
Ahora vienen los alcaldes y figuras políticas a prometer
casas para los medallistas, pero lo que deben hacer es comenzar a construir
escenarios deportivos dignos para estos deportistas, y sin necesidad de que
traigan un metal.
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