jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Cuál es el miedo?

Pasan los días, se avecina el inicio del torneo (el 26 de enero) y sigue la incertidumbre paseándose con las brisas decembrinas y levantando polvo por las calles de Barranquilla: ¿dónde jugará la Uniautónoma?

Aunque ambas partes se sentaron para hablar del tema, el Junior al parecer sigue fuerte en su decisión de no dejar a los universitarios jugar en Barranquilla, y aquí es donde me pregunto, ¿en qué le afecta eso a los rojiblancos?

A que le tiene miedo la familia Char ¿qué les quiten hinchas? La verdad es que si alguien deja de apoyar al Junior para apoyar a la U, nunca fue un hincha, y es de esos que solo va a la final y a uno que otro partido importante, y de esos “hinchas” hay muchos.

Me pregunto yo, jugando los Delfines en el Romelio Martínez, el hincha del Junior tendría una fecha más cada semestre para poder asistir al estadio, algo que a los Char no les llenaría el bolsillo, pero que a los junioristas nos alegraría mucho. Además, siempre están los románticos que quieren revivir las tardes de “la querida de Barranquilla” en el viejo escenario de la 72.

Siempre nos hemos quejado (con muy buenos argumentos) que en el FPC hay una rosca contra el Junior, por ser el único equipo de la región. Siempre decimos que nos enfrentamos a todo un país, que los cachacos, que los paisas, que los unos, que los otros. Ahora tenemos la oportunidad de tener un aliado, de alguien que también va a pelear por lo mismo: por la región Caribe. No digo que el Junior y la Uniautónoma ahora van a ser los mejores amigos, porque de seguro va a haber una rivalidad medio fuerte con el tiempo, pero es bueno tener un socio en un país regionalista como este.

Como dijo el Pibe “el pueblo no se toca”, y esto es lo que quiere el pueblo. Con el respeto que merece el Barranquilla FC, ese es un equipo que está diseñado para que el Junior foguee a sus jugadores y que juega en la B, por lo que no llama real atención entre el público. En cambio la Uniautónoma va a contar con otra clase de jugadores, otra clase de proyecto, en la máxima categoría, y jugará con equipos como Nacional, Cali o Millonarios, por lo que muchos barranquilleros, aprovechando la cercanía (para muchos) del Romelio, van a acercarse por el espectáculo. De igual manera, si son hinchas de verdad de los Tiburones, van a ir el día que juegue el Junior al Metropolitano.

La verdad no se cual es el miedo de la directiva. Junior es un equipo grande, con tradición, con hinchada, que está dentro de la historia de la ciudad y dentro de la sangre de sus habitantes, así les guste o no les guste el fútbol. Un equipo nuevo como la Uniautónoma no le va a arrebatar ese “cetro” que tiene. Uno que otro interesado por el fútbol puede que sí cambie los colores rojiblancos por el rojo con detalles amarillos, pero estoy seguro que la supremacía no va a cambiar.

Darle a Barranquilla otro clásico tras la ida del Unión Magdalena ya hace varios años a la segunda división de seguro creará otro ambiente en la ciudad, aburrida de la cambiadera de “clásicos”. Además, siendo de la misma ciudad, le dará un picante especial, algo que no se vive desde hace muchos años tras las constantes desapariciones de los equipos en la capital del Atlántico.

Todos los equipos costeños (exceptuando el Junior) tienen problemas económicos y varios desaparecen así como aparecieron. No dejarlos jugar en Barranquilla, donde tienen mayor posibilidad de generar ingresos, es matarlos lentamente. Quién sabe si otro equipo de la costa vaya ascender en los próximos años. En este caso, el Junior tiene que darle la mano.


Dar el permiso para que la Uniautónoma juegue en Barranquilla es lo mejor. Gana el pueblo, gana el Junior, gana la U, gana el espectáculo. Todos ganan. Así que ¿cuál es el miedo?

jueves, 8 de agosto de 2013

Un cumpleaños que alimenta una estrella

Y que los cumpla feliz muy feliz… Hoy Junior cumplió un año más de vida, hoy el tiburón celebraba un aniversario más, hoy los rojiblancos tenían una razón para celebrar, y ellos mismos se encargaron de regalarnos una gran ilusión.

Deseamos todos en esta reunión… Por Copa Colombia el Zurdo puso lo mejor que tenía, al frente tenía un rival de peso, de historia, y que siempre es un atractivo para el juniorista, pero este no respondió como se esperaba (ni la mitad) y quedó demostrado que somos la hinchada más grande en las redes sociales, pero a la hora de la verdad, somos puro tilín tilín y nada de paleta. Obvio estarán los que no pueden ir, por trabajo o por alguna otra razón, pero también están los que no van porque les da jartera, pereza, o no quieren gastarse la plata de la boleta. Eso queda en la cabeza de cada uno.

Y que los cumpla feliz muy feliz… Ya metiéndonos en el partido, cada vez vemos a nuestro amado Junior mejor. Este miércoles vimos a ese equipo de los primeros tiempos contra Envigado y Once Caldas pero durante ambas mitades. Guerrero en el fondo y de buen toque de la mitad hacia adelante. Hay veces que el dicho “es mejor corregir sobre victorias que sobre derrotas” no es tan cierto, porque los equipos se confían en que cómo andan ganando, todo está bien. Los barranquilleros no se creyeron eso, y cada jugador ha mejorado su rendimiento individual y se han acoplado mejor a lo que quiere el técnico.

Deseamos todos en esta reunión… La defensa, el talón de Aquiles en los últimos años, parece haber encontrado en Correa al troyano necesario para mermar la permeabilidad del fondo. Con Vanegas, quien fue compañero suyo en Itagüí, se entiende y complementa a la perfección.  Una dupla que junto con Romero y Domínguez, quien llegaba con cartel de figura y no ha defraudado, han construido una barrera que, agregando a Viera (ayer con el Peto), no han recibido ni un solo gol en tres partidos.

Tus amistades estamos aquí… En el mediocampo defensivo no hay duda, Narváez ya se parece a ese del 2011 que Cheché tanto extrañó en la Copa Libertadores: un león en la recuperación y con muy buen toque para salir. A “Rumbita” le cayó bien el cambio y los nuevos refuerzos, ya que le generaron una competencia sana de la que sacó lo mejor del barranquillero. El otro es Celis, el sincelejano fue la grata revelación, quien al traerle un par de refuerzos en su posición, nadie se imaginaba iba a adueñarse de la titularidad desde el comienzo. El Zurdo, que trabajó en las inferiores los últimos años, lo conocía a la perfección, y por eso le dio la responsabilidad a la que el sub 20 no ha defraudado, mostrando carácter y pareciendo un veterano de mil batallas. Le salió bien la apuesta al “Dozur”.

Pa’ compartir esa gran bendición… En la parte creativa no hay mucho que agregar, la triangulación Vladimir-Ortega-Cardona se está terminando de pulir y tiene a más de uno ilusionado. Rapidez, inteligencia, pases en profundidad, por arriba, por abajo, a un toque, de espalda, paredes… cada vez se conocen más y hacen mejores sociedades. Además cada uno está llegando al óptimo nivel, y cuando eso pase, el Metropolitano va a ver magia, esa que ha aparecido por chispazos hasta ahora, como el pase de Michael en cucharita a Edwin. Otra cosa, el sacrificio de ellos para bajar a recuperar el balón ha sido fundamental en el funcionamiento del equipo.

Bendición de mamá… Arriba Toloza le dio un dolor de cabeza al técnico, quien ha apostado por Ruiz ante la ausencia del “grandes ligas” que se espera. Al parecer el nariñense está pagando su llegada tarde a la pretemporada, pero con este doblete creo que ya le da la razón al público que tanto lo pide. Dos goles en dos partidos contra dos goles en un partido, esos son los números que valen. De igual manera, se espera, como dijo Miguel Ángel López, un delantero “grandes ligas” para ser el goleador de esta máquina, pero por ahora, ¡todo va viento en popa y promete mejorar!


¡Bendición de PAPÁ!

lunes, 8 de julio de 2013

Fútbol, guerra e Irak

Hace 10 años comenzó la guerra. Hace 10 años se les olvidó qué era patear un balón en las calles de su ciudad sin el constante miedo de que una bala les perforara sus sueños. Hace 10 años viven con recelo de que algo explote. Hace 10 años cambiaron las lágrimas de alegría por unas de dolor. Hace 10 años viven bajo la sombra de un conflicto que les quitó muchas cosas y que hoy apenas están terminando, como el fénix, de renacer sobre sus cenizas.




El jueves 20 de marzo del 2003 inició la Guerra de Irak, la cual, en resumen, se debía a que Estados Unidos acusaba al país asiático de poseer armas de destrucción masiva, de colaborar con el terrorismo y hasta de ser cómplice de los atentados de Estados Unidos. Más de 1 millón de muertos iraquíes son algunos de los números que dejó esta masacre que “finalizó” el domingo 18 de diciembre del 2011.

El fútbol no es excluyente a esto, y menos estos jóvenes. El mayor de este plantel nació el 24 de enero de 1993, es decir, tenía 10 años cuando estalló la guerra. Para el 2011, esta persona ya tenía 18 años, viviendo prácticamente la mitad de su vida sumido entre bombas y balas. El 75% de los jóvenes durante este periodo desertaron de la actividad escolar, y se dedicaron a la prostitución y el trabajo esclavo para poder ayudar a llevar el pan a su casa, más sabiendo que su padre (y también ellos) podía perder la vida en cualquier momento.

Cinco de estos jóvenes que hoy pelean sin armas en un campo de fútbol en Turquía jugaron el último partido de eliminatoria con la selección mayor. Cinco jóvenes que pueden no hayan estado en el 75% que dije anteriormente, pero de seguro que no podían patear un balón libre y felizmente como lo hacemos muchos de nosotros.

Pero eso no es todo. El fútbol está ligado al dolor desde mucho antes. Uday Husein, el hijo mayor de Saddam, era el presidente del Comité Olímpico local y de la federación de fútbol. Este torturaba a sus jugadores por cometer un error, empatar o perder un partido, como le pasó a Abbas Rahim Zair, quien después de fallar un penal en un encuentro de eliminatorias fue encerrado en una celda por tres semanas.  Con la muerte del hijo mayor de Saddam Hussein (2003), y con la de este mismo en el 2006, el fútbol tuvo un cambio drástico favorable para los iraquíes.

No creo sea coincidencia que la primera alegría llegó en el 2007, cuando se coronaron campeones, en plena guerra, de la copa asiática, su primer título oficial. Ese día a los hinchas no les importó la guerra ni las diferencias por la religión y salieron a celebrar. Lastimosamente no todos estaban en la misma tónica, y dos carros bombas les quitaron la vida a 50 personas que estaban felices por primera vez en mucho tiempo.

Hoy, en el 2013, 21 jóvenes, algunos de 16 años, que fueron privados de una gran parte de su niñez por la guerra, que solo conocen dolor, lagrimas y muerte, están dándole día a día una alegría inmensa a su gente, dándoles una razón por la que celebrar, saltar, llorar y abrazarse de emoción. Ellos están tocados por todo lo que vivieron, y se nota al momento de celebrar, como ondean su bandera, como quieren y sienten su camiseta. En el partido contra Corea, cuando hicieron el gol en tiempo extra, un jugador de Irak cayó derrumbado. No fue a celebrar con sus compañeros porque no podía. Me imagino yo que rompió en llanto y pensó en todo lo malo que le había pasado a su nación, y como ellos están ayudando a su gente sacándoles una sonrisa.


Ellos son un ejemplo de auto superación, y de cómo puede la unión de un país romper cualquier barrera. Pase lo que pase, sé que esto es un triunfo para ellos, ya que están poniendo los cimientos para lograr algo que todos quieren y es más importante que un mundial: reconstruir Irak.

Aquí es cuando te das cuenta de que el fútbol es más que un deporte o un juego, es una adhesivo , es un vinculo, es un medio, un vehículo, que si se usa para el bien, te dará cosas positivas. Y eso, eso amigo mío, es lo lindo del fútbol.

sábado, 22 de junio de 2013

El León, la Bruja y el Junior

Al llegar al predio de Estudiantes en La Plata, le hablé al guardia en la entrada, quien tenía una camisa del equipo Pincharrata “si buenas, vengo a hacerle una entrevista a Juan Ramón Verón”, a lo que me pregunta “¿Bruja padre?”, le afirmo con la cabeza y él, como un reflejo instantáneo, dice para si mismo “que grande la Bruja”.

Camino unos 300 metros por el hermoso predio (algo que deben aprender los clubes en Colombia) hasta llegar a donde estaba entrenando el primer equipo. Desde la distancia distingo fácilmente a Duván Zapata. Al llegar, inmediatamente sale alguien del gimnasio y me lleva a mi destino. Al estar cara a cara con el ex delantero, y luego de saludarnos, me invita a la sala de prensa del club donde proseguimos a la entrevista. En el camino a dicha sala mezclaba los temas de conversación, pero siempre giraban en torno a tres cosas: Estudiantes, Junior y Barranquilla.

Al hablar se le nota cierta nostalgia, como si al responderme mis preguntas se subiera en un DeLorean y volviera a vivirlas. Esa misma nostalgia, mezclada con alegría, la repitió cuando le mostré la foto del trapo que hay en la tribuna sur del Metropolitano con su rostro. “Qué lindo, qué lindo” decía, mientras trataba de reconocer a quienes lo acompañaban a su lado desde la baranda del Coloso de la Ciudadela.

Al terminar la charla, y cuando se prestaba para tomarse la foto, casi que calculado, entraron tres personas. Una de ellas exclamó fuertemente y bastante pausado “señor Juan Ramón Verón, el más grande entre los grandes”, a lo que él respondió “grande él (señalándome), que me trajo está (mostrando la camiseta del Junior), mírenla que linda, los mismos colores de Estudiantes”.


Al caminar hacia la entrada donde tenía su carro parqueado seguimos charlando, de cómo le gustaba la ciudad, de que tenía apartamento en el Rodadero y casi siempre se iba cuando tenía día libre, de que a su esposa y a él les encantaba el clima de la capital del Atlántico; pero siempre tenía que interrumpir, ya que cualquier persona que se le cruzaba, así sea a 20 metros, lo saludaba. Desde los más chicos hasta los mayores. Todos saben quién es él, todos saben lo que logró, todos reconocen su grandeza. Sí, él jugó en Junior, los que no se sientan orgullosos empiecen a sentirse así. Dichosos mis abuelos, mi papá, y todos los que alcanzaron a verlo jugar en las gradas del Romelio Martínez. Yo no pude disfrutarlo en la cancha, pero solo leyendo lo que hizo y viendo el trato que recibe, me di cuenta de que no estaba caminando al lado de cualquier ex jugador, estaba caminando al lado de la ‘Bruja’ Verón.


"El recuerdo de siempre está en Barranquilla" - Juan Ramón Verón

Cuando el Junior estaba huérfano de títulos, la directiva trató de hacer magia y trajo a una bruja a la ciudad a que comandara al equipo. Una bruja que hechizó a una hinchada con sus goles, sus jugadas, sus gambetas, su cariño hacía ‘La Arenosa’ y su hazaña de lograr un campeonato como jugador y técnico al mismo tiempo. Hoy, 36 años después de la consecución de la primera estrella, el baluarte del equipo, Juan Ramón Verón, nos recibe en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, en donde sigue ligado al fútbol trabajando para el club Estudiantes de La Plata. Muy gentilmente, sin poner ninguna clase de trabas, me atendió para hablar de cómo fue su paso por el conjunto rojiblanco y de todos los recuerdos que le dejó Barranquilla.


-¿Cómo llegó a Junior?
- Yo venía de Grecia, de jugar 3 años en el Panathinaikos, y regresé a Argentina con la idea de volver a salir, así que estuve un año en Estudiantes. Después de ahí ya se hicieron contactos y salí al fútbol de Colombia.

-¿Fue un disparo a ciegas?
- No, conocía a gente que estaba jugando en el Junior, a Julio Comesaña, iba de técnico Jose Varacka, y conocía a alguno de los jugadores que hacía parte de ese equipo, eso me dio algo de seguridad para ir. Después estuve hablando con el presidente del club, Fuad Char, y me dio esa suficiente tranquilidad de poder ir. Luego la confianza estaba siempre en uno, de que iba a hacer las cosas bien.

-¿Qué te imaginabas del club y de la ciudad?
-Nada porque no tenía conocimiento de ellos, de Colombia conocía Bogotá, Cali y Medellín pero nunca había estado en la Costa. Después de los primeros días me fui acostumbrando al clima, a la gente y me sentí muy cómodo.

-¿Te sorprendió lo que viste de la ciudad?
-La sorpresa no fue mucha. Yo llego un día a la noche, no se veía mucho, aparte era el aeropuerto que es una zona que no era la mejor. Al día siguiente ya ubicado donde me fui a vivir, sobre la calle 72, cerca del Hotel El Prado y el Romelio Martínez, ya ahí me pareció mucho mejor y nos adaptamos fácilmente.

-¿Cómo resume su paso por el Junior?
-El primer año fue irregular, hicimos un buen torneo apertura, luego se aflojó el equipo y en el hexagonal final no anduvimos todo lo bien que queríamos. En el segundo año ya el equipo se asentó más, se reforzó más y creo desde el principio ya teníamos la seguridad de que íbamos a pelear el título.

-¿Cuando se dio la renuncia de Varacka, a usted le ofrecieron ser técnico o le exigieron serlo?
-No, vino el presidente Fuad (Char) y era a la mitad del torneo finalización más o menos, estaba la posibilidad de traer un nuevo técnico o de ir yo como entrenador. Como yo ya conocía mucho a los compañeros acepté esa posibilidad y bueno, nos fue muy bien.

-¿Cómo se sintió en el rol de jugador y técnico?
- Es un poco extraño, pero yo creo que bien, con mucha ayuda de parte de los compañeros, de todos los de ese equipo y teníamos un muy buen plantel.

-¿Qué significó el título del 77 para usted?
-Fue lindo, el primero siempre tiene algo distinto. Después Junior salió más veces campeón pero yo creo que ese la gente lo vivió de una manera muy linda. Del aeropuerto hasta la ciudad tardamos un montón de tiempo, creo que fue toda la semana de fiesta, desde que jugamos el miércoles en Bogotá, regresamos el jueves así que hasta el domingo que fue el día del partido con Nacional, se vivió con mucha alegría. Ahí ya después ganamos y se festejó en casa.

-¿Qué se celebró más, el día que se coronaron campeones en Bogotá o el domingo cuando le ganaron a Nacional en el Romelio Martínez?
-Dejamos todo para el domingo en Barranquilla. En Bogotá había mucha gente de ellos (Santa Fe) y más allá de que había mucha gente de Barranquilla, nos pusimos de acuerdo y dejamos todo para el festejo del domingo que igualmente ya estaba todo preparado.

-¿Cómo eran los clásicos con el Unión Magdalena en el Romelio Martínez?
-La gente estaba muy cerquita, eran clásicos muy especiales, muy duros. Eran partidos difíciles para los dos y el público disfrutaba de eso.

-¿Cuál fue el compañero que tuvo en Junior que más lo marcó debido a su calidad?
-Teníamos un buen equipo, pasando por el arquero que era Delménico, pasando por los centrales Berdugo, Dulio Miranda, Reyes, Oscarcito Bolaños, Julio Comesaña y un grande que me acompañó mucho en el equipo fue Alfredo Arango, que fue uno de los grandes jugadores con los que tuve la posibilidad de compartir.

-¿Por qué salió de Junior?
-Creo que fue porque Junior pensó que no podía armar un equipo para afrontar la Libertadores, entonces los extranjeros prácticamente nos fuimos todos y uno que otro nacional. Se dio la posibilidad de ir a Cúcuta porque Camilo Aguilar, que había estado conmigo en el Junior, arregló con Cúcuta y me invito y bueno, fui e hicimos una muy linda campaña allá, en un equipo que estaba siempre último y anteúltimo, tuvimos la oportunidad de luchar hasta las finales y darle la posibilidad a un grande del fútbol, como fue Arnoldo Iguarán, de presentarlo en sociedad.

-¿Qué se siente ser uno de los ídolos del equipo?
-Es algo lindo. Lo que uno busca siempre cuando va a jugar a un equipo es eso, tratar de jugar bien, hacer las cosas bien y ser reconocido por la gente. Yo creo que lo más importante y lo más lindo de todo es eso, ser reconocido por la gente.

-¿Si Estudiantes de La Plata es su vida, Junior que es?
-Los colores son los mismos, prácticamente el mismo modelo de camiseta, más allá del calor de la gente, me hizo sentir muy bien, muy cómodo; el Junior fue mi otro equipo. Yo estuve en distintos lugares pero me sentí muy cómodo en Barranquilla donde cada vez que puedo me doy una vuelta.

-¿Qué encontraste en Junior que no viste en ninguna otra parte?
El calor de la gente. Yo creo que es importante el hincha, el afecto que te da, reconocen que uno se entrega por el equipo y que uno quiere ganar. Creo que se nos dio eso, una reciprocidad entre el hincha y mi persona y estaba muy cómodo.

-¿Qué recuerdos te trae el Romelio Martínez?
-Era muy lindo, era el estadio del Junior. Estaba todo muy cerca, la gente muy cerca, se vivía el partido de una manera distinta, prácticamente se escuchaba lo que hablaban los hinchas, estaba muy, muy cerca del campo. Siempre estaba lleno, la gente se volaba las paredes. Yo creo que para el equipo jugar de local era importante. No sé si en el tiempo que estuve habremos perdido más de un partido. El día que perdimos el invicto creo que jugamos de noche, eso ayudó un poco al equipo visitante. Era un estadio en donde nos hacíamos muy fuerte y le ganábamos a todos, no había un equipo que no fuera y perdiera ahí.

-¿Una anécdota de su paso para el Junior?
-De Barranquilla para mí todo siempre fue una anécdota, todo muy lindo. Me acuerdo que teníamos un equipo de fútbol 5 con Fuad Char, Edgar Perea, Othon Da Cunha. Nos reuníamos, jugábamos a la noche y disfrutábamos. Yo la pase muy bien en Barranquilla y estuve a punto de quedarme a vivir. No me quedé porqué mi hija, que nació en Cúcuta, no se adaptaba al clima de Barranquilla. Era muy chiquita y estaba constantemente en tratamientos médicos y ya uno por los hijos cambia la opinión. Tuvimos que volvernos y me quedé con las ganas de vivir un rato más en la ciudad.

-Las nuevas generaciones crecimos con el mito de que usted le dijo a su hijo Juan Sebastián que jugará en algún momento en el Junior, ¿lo desmiente o lo afirma?

-Él pudo haber jugado, creo que el que se arrepiente mucho de eso es Fuad Char. Cuando Juan Sebastián tenía 17-18 años estuvo a punto de ir a jugar allá, unas diferencias económicas y no se dio, pero sí pudo ir a jugar allá. Él se crió allá, dio sus primeros pasos, compartía horas de juego con Santiago Solari; la pasaron bien de chicos, estábamos muy cómodos, muy bien. El recuerdo de siempre está en Barranquilla.

miércoles, 24 de abril de 2013

¿El deporte es salud?


Para nadie es un secreto que el deporte es salud, los médicos recomiendan hacer deporte para mejorar problemas cardiovasculares, tener una mejor vida, mejora la función mental, etc, etc. Un sinfín de beneficios que nos da el deporte, especialmente el fútbol, donde se requiere un alto nivel de actividad física. Pero si esto debería ayudar al ser humano, ¿porque es que cada vez hay más casos de muertes y problemas al corazón en los futbolistas?

El pasado fin de semana, en el partido entre Vélez y Newell’s Old Boys, de la primera división del fútbol argentino, el jugador Iván Bella se desplomó inmediatamente finalizado el partido. Quedó tieso en el piso, con las manos cruzándole el pecho, temblando, y botando espuma por la boca. En pocas palabras, el mediocampista había sufrido un ataque epiléptico. La reacción médica fue instantánea y fue llevado a un hospital, donde se supo que el jugador había sufrido un traumatismo craneoencefálico, en español, un traumatismo de cráneo.

Por mi nulo conocimiento medico, me tome la tarea de investigar el por qué de este problema, y me encontré con esto: “El traumatismo craneal se puede producir en cualquier circunstancias en la que podamos golpearnos la cabeza; entre las causas más frecuentes debemos destacar los accidentes de tráfico, pero también hay que recordar las caídas fortuitas, las agresiones o las peleas, los accidentes que tiene lugar en el trabajo, los que ocurren en el hogar, o mientras se practica algún tipo de deporte.

Es decir, el deporte, en este caso el fútbol, pudo ser (ojo, pudo ser) el causante de este mal, que de no haber sido por la rápida reacción de los médicos de ambos clubes, más de la ambulancia presente en el estadio, podíamos estar contando esta historia. Imagínense que este hecho hubiera sucedido en unos equipos de tercera o cuarta división.

Pero bueno, son excepciones como las hay en todos los casos, pero apenas vi eso, inmediatamente se me vinieron a la cabeza casos similares de jugadores que corrieron con suerte, como Fabrice Muamba, el ex - jugador del Tottenham que sufrió un infarto en pleno partido de fútbol, o los que lastimosamente no contaron con tanta fortuna, como Marc-Vivien Foé, Antonio Puerta, Dani Jarque o Miki Roqué.

Con todo esto me auto cuestiono si el deporte a nivel profesional le hace bien a la salud, ya que para nadie es un secreto que muchos deportistas buscan con pastillas, inyecciones y demás, mejorar su rendimiento. También, por lo menos en fútbol, la cantidad de partidos que juega un equipo en la actualidad es casi el doble de lo que se jugaba hace unos 30 años, esto también ha podido a “ayudar” a que se propague este mal en los deportistas profesionales, ya que a veces se excede en lo que el cuerpo puede dar.

A mí no me cabe ninguna duda de que el deporte ayuda, y mucho, a la salud, pero estoy comenzando a pensar que solo ayuda a un nivel amateur o recreativo; a nivel profesional parece es otra cuento.

martes, 1 de enero de 2013

Colombia y el deporte en el 2012


Se acabó un nuevo año que no fue el último como habían dicho algunos. Un 2012 llenó de deporte en donde Colombia celebró, se entristeció y más de una lágrima sacó.

El pico más alto del deporte nacional fue la medalla de oro de Mariana Pajón. La bicicrocista subió a lo más alto del podio en los olímpicos e hizo entonar nuestro himno en Londres. Un momento muy emotivo, ya que apenas fue la segunda vez en nuestra historia (María Isabel Urrutia -Sídney 2000). Además, estas fueron las mejores justas en la historia del país.

En el fútbol, el combinado tricolor pasó de ser una selección más, a maravillar al mundo entero con su juego. Con el profesor Pékerman, los alumnos que se enfundaron la camiseta amarilla se graduaron con honores en Barranquilla después de ese categórico 4-0 a Uruguay. Días más tarde recibieron su diploma en Chile con ese 3-1. Ahora mismo somos 5° en el ranking FIFA.

Ahora se viene la definición, ya que en el 2013 se concreta quienes estarán en Brasil 2014. Colombia tiene 8 partidos por delante, en donde le basta ganar sus 4 de local (Bolivia, Perú, Ecuador y Chile) para clasificar y volver a esta cita tras 16 años.

En el torneo local dos históricos como Santa Fe y Millonarios volvieron a ser campeones tras 37 y 24 años respectivamente. Los equipos costeños estuvieron muy mal: Junior se quedó con las manos vacías, Real Cartagena descendió y ninguno de los de la B logró el ascenso.

En los Juegos Nacionales otra vez Antioquia (campeón) el Valle del Cauca y Bogotá demostraron la inmensa diferencia que le llevan al resto de delegaciones. Los departamentos de la costa no les hicieron sombra, ni en deportes que por historia son “nuestros” pudimos vencerlos, como en béisbol, donde Antioquia se llevó el premio mayor.

Siguiendo con este deporte, Colombia jugó por primera vez en la historia un clasificatorio para el Clásico Mundial de Béisbol, y aunque no se logró acceder a este, se notó un avance, que se puede verificar con la gran cantidad de peloteros firmados en Estados Unidos.

Muchos deportes se me olvidan, como el tenis, donde ha seguido subiendo el nivel, o el golf, que bajó un poco, pero las líneas no me alcanzan.

A todos gracias por leerme, les deseo una feliz navidad y un feliz año nuevo, ojalá el próximo sea mejor, con más alegrías para nuestro país en el deporte.