Al llegar al predio de
Estudiantes en La Plata, le hablé al guardia en la entrada, quien tenía una
camisa del equipo Pincharrata “si buenas, vengo a hacerle una entrevista a Juan
Ramón Verón”, a lo que me pregunta “¿Bruja padre?”, le afirmo con la cabeza y
él, como un reflejo instantáneo, dice para si mismo “que grande la Bruja”.
Camino unos 300 metros por el
hermoso predio (algo que deben aprender los clubes en Colombia) hasta llegar a
donde estaba entrenando el primer equipo. Desde la distancia distingo
fácilmente a Duván Zapata. Al llegar, inmediatamente sale alguien del gimnasio
y me lleva a mi destino. Al estar cara a cara con el ex delantero, y luego de
saludarnos, me invita a la sala de prensa del club donde proseguimos a la entrevista.
En el camino a dicha sala mezclaba los temas de conversación, pero siempre
giraban en torno a tres cosas: Estudiantes, Junior y Barranquilla.
Al hablar se le nota cierta
nostalgia, como si al responderme mis preguntas se subiera en un DeLorean y volviera
a vivirlas. Esa misma nostalgia, mezclada con alegría, la repitió cuando le
mostré la foto del trapo que hay en la tribuna sur del Metropolitano con su
rostro. “Qué lindo, qué lindo” decía, mientras trataba de reconocer a quienes
lo acompañaban a su lado desde la baranda del Coloso de la Ciudadela.
Al terminar la charla, y cuando
se prestaba para tomarse la foto, casi que calculado, entraron tres personas.
Una de ellas exclamó fuertemente y bastante pausado “señor Juan Ramón Verón, el
más grande entre los grandes”, a lo que él respondió “grande él (señalándome),
que me trajo está (mostrando la camiseta del Junior), mírenla que linda, los
mismos colores de Estudiantes”.
Al caminar hacia la entrada donde
tenía su carro parqueado seguimos charlando, de cómo le gustaba la ciudad, de
que tenía apartamento en el Rodadero y casi siempre se iba cuando tenía día
libre, de que a su esposa y a él les encantaba el clima de la capital del
Atlántico; pero siempre tenía que interrumpir, ya que cualquier persona que se
le cruzaba, así sea a 20 metros, lo saludaba. Desde los más chicos hasta los
mayores. Todos saben quién es él, todos saben lo que logró, todos reconocen su
grandeza. Sí, él jugó en Junior, los que no se sientan orgullosos empiecen a
sentirse así. Dichosos mis abuelos, mi papá, y todos los que alcanzaron a verlo
jugar en las gradas del Romelio Martínez. Yo no pude disfrutarlo en la cancha,
pero solo leyendo lo que hizo y viendo el trato que recibe, me di cuenta de que
no estaba caminando al lado de cualquier ex jugador, estaba caminando al lado
de la ‘Bruja’ Verón.
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