Cuando el Junior estaba huérfano de
títulos, la directiva trató de hacer magia y trajo a una bruja a la ciudad a que
comandara al equipo. Una bruja que hechizó a una hinchada con sus goles, sus
jugadas, sus gambetas, su cariño hacía ‘La Arenosa’ y su hazaña de lograr un
campeonato como jugador y técnico al mismo tiempo. Hoy, 36 años después de la
consecución de la primera estrella, el baluarte del equipo, Juan Ramón Verón,
nos recibe en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, en donde sigue
ligado al fútbol trabajando para el club Estudiantes de La Plata. Muy
gentilmente, sin poner ninguna clase de trabas, me atendió para
hablar de cómo fue su paso por el conjunto rojiblanco y de todos los recuerdos
que le dejó Barranquilla.
-¿Cómo llegó a Junior?
- Yo venía de Grecia, de jugar 3
años en el Panathinaikos, y regresé a Argentina con la idea de volver a salir,
así que estuve un año en Estudiantes. Después de ahí ya se hicieron contactos y
salí al fútbol de Colombia.
-¿Fue un disparo a ciegas?
- No, conocía a gente que estaba
jugando en el Junior, a Julio Comesaña, iba de técnico Jose Varacka, y conocía
a alguno de los jugadores que hacía parte de ese equipo, eso me dio algo de seguridad
para ir. Después estuve hablando con el presidente del club, Fuad Char, y me
dio esa suficiente tranquilidad de poder ir. Luego la confianza estaba siempre
en uno, de que iba a hacer las cosas bien.
-¿Qué te imaginabas del club y de la ciudad?
-Nada porque no tenía
conocimiento de ellos, de Colombia conocía Bogotá, Cali y Medellín pero nunca
había estado en la Costa. Después de los primeros días me fui acostumbrando al
clima, a la gente y me sentí muy cómodo.
-¿Te sorprendió lo que viste de la ciudad?
-La sorpresa no fue mucha. Yo
llego un día a la noche, no se veía mucho, aparte era el aeropuerto que es una
zona que no era la mejor. Al día siguiente ya ubicado donde me fui a vivir,
sobre la calle 72, cerca del Hotel El Prado y el Romelio Martínez, ya ahí me
pareció mucho mejor y nos adaptamos fácilmente.
-¿Cómo resume su paso por el Junior?
-El primer año fue irregular,
hicimos un buen torneo apertura, luego se aflojó el equipo y en el hexagonal
final no anduvimos todo lo bien que queríamos. En el segundo año ya el equipo
se asentó más, se reforzó más y creo desde el principio ya teníamos la
seguridad de que íbamos a pelear el título.
-¿Cuando se dio la renuncia de Varacka, a usted le ofrecieron ser
técnico o le exigieron serlo?
-No, vino el presidente Fuad
(Char) y era a la mitad del torneo finalización más o menos, estaba la
posibilidad de traer un nuevo técnico o de ir yo como entrenador. Como yo ya
conocía mucho a los compañeros acepté esa posibilidad y bueno, nos fue muy bien.
-¿Cómo se sintió en el rol de jugador y técnico?
- Es un poco extraño, pero yo
creo que bien, con mucha ayuda de parte de los compañeros, de todos los de ese
equipo y teníamos un muy buen plantel.
-¿Qué significó el título del 77 para usted?
-Fue lindo, el primero siempre
tiene algo distinto. Después Junior salió más veces campeón pero yo creo que
ese la gente lo vivió de una manera muy linda. Del aeropuerto hasta la ciudad
tardamos un montón de tiempo, creo que fue toda la semana de fiesta, desde que
jugamos el miércoles en Bogotá, regresamos el jueves así que hasta el domingo
que fue el día del partido con Nacional, se vivió con mucha alegría. Ahí ya
después ganamos y se festejó en casa.
-¿Qué se celebró más, el día que se coronaron campeones en Bogotá o el
domingo cuando le ganaron a Nacional en el Romelio Martínez?
-Dejamos todo para el domingo en
Barranquilla. En Bogotá había mucha gente de ellos (Santa Fe) y más allá de que
había mucha gente de Barranquilla, nos pusimos de acuerdo y dejamos todo para el
festejo del domingo que igualmente ya estaba todo preparado.
-¿Cómo eran los clásicos con el Unión Magdalena en el Romelio Martínez?
-La gente estaba muy cerquita,
eran clásicos muy especiales, muy duros. Eran partidos difíciles para los dos y
el público disfrutaba de eso.
-¿Cuál fue el compañero que tuvo en Junior que más lo marcó debido a su
calidad?
-Teníamos un buen equipo, pasando
por el arquero que era Delménico, pasando por los centrales Berdugo, Dulio
Miranda, Reyes, Oscarcito Bolaños, Julio Comesaña y un grande que me acompañó
mucho en el equipo fue Alfredo Arango, que fue uno de los grandes jugadores con
los que tuve la posibilidad de compartir.
-¿Por qué salió de Junior?
-Creo que fue porque Junior pensó
que no podía armar un equipo para afrontar la Libertadores, entonces los
extranjeros prácticamente nos fuimos todos y uno que otro nacional. Se dio la
posibilidad de ir a Cúcuta porque Camilo Aguilar, que había estado conmigo en
el Junior, arregló con Cúcuta y me invito y bueno, fui e hicimos una muy linda
campaña allá, en un equipo que estaba siempre último y anteúltimo, tuvimos la
oportunidad de luchar hasta las finales y darle la posibilidad a un grande del
fútbol, como fue Arnoldo Iguarán, de presentarlo en sociedad.
-¿Qué se siente ser uno de los ídolos del equipo?
-Es algo lindo. Lo que uno busca
siempre cuando va a jugar a un equipo es eso, tratar de jugar bien, hacer las
cosas bien y ser reconocido por la gente. Yo creo que lo más importante y lo
más lindo de todo es eso, ser reconocido por la gente.
-¿Si Estudiantes de La Plata es su vida, Junior que es?
-Los colores son los mismos,
prácticamente el mismo modelo de camiseta, más allá del calor de la gente, me
hizo sentir muy bien, muy cómodo; el Junior fue mi otro equipo. Yo estuve en
distintos lugares pero me sentí muy cómodo en Barranquilla donde cada vez que
puedo me doy una vuelta.
-¿Qué encontraste en Junior que no viste en ninguna otra parte?
El calor de la gente. Yo creo que
es importante el hincha, el afecto que te da, reconocen que uno se entrega por
el equipo y que uno quiere ganar. Creo que se nos dio eso, una reciprocidad
entre el hincha y mi persona y estaba muy cómodo.
-¿Qué recuerdos te trae el Romelio Martínez?
-Era muy lindo, era el estadio
del Junior. Estaba todo muy cerca, la gente muy cerca, se vivía el partido de
una manera distinta, prácticamente se escuchaba lo que hablaban los hinchas,
estaba muy, muy cerca del campo. Siempre estaba lleno, la gente se volaba las
paredes. Yo creo que para el equipo jugar de local era importante. No sé si en
el tiempo que estuve habremos perdido más de un partido. El día que perdimos el
invicto creo que jugamos de noche, eso ayudó un poco al equipo visitante. Era
un estadio en donde nos hacíamos muy fuerte y le ganábamos a todos, no había un
equipo que no fuera y perdiera ahí.
-¿Una anécdota de su paso para el Junior?
-De Barranquilla para mí todo
siempre fue una anécdota, todo muy lindo. Me acuerdo que teníamos un equipo de
fútbol 5 con Fuad Char, Edgar Perea, Othon Da Cunha. Nos reuníamos, jugábamos a
la noche y disfrutábamos. Yo la pase muy bien en Barranquilla y estuve a punto
de quedarme a vivir. No me quedé porqué mi hija, que nació en Cúcuta, no se
adaptaba al clima de Barranquilla. Era muy chiquita y estaba constantemente en
tratamientos médicos y ya uno por los hijos cambia la opinión. Tuvimos que
volvernos y me quedé con las ganas de vivir un rato más en la ciudad.
-Las nuevas generaciones crecimos con el mito de que usted le dijo a su
hijo Juan Sebastián que jugará en algún momento en el Junior, ¿lo desmiente o
lo afirma?
-Él pudo haber jugado, creo que
el que se arrepiente mucho de eso es Fuad Char. Cuando Juan Sebastián tenía
17-18 años estuvo a punto de ir a jugar allá, unas diferencias económicas y no
se dio, pero sí pudo ir a jugar allá. Él se crió allá, dio sus primeros pasos,
compartía horas de juego con Santiago Solari; la pasaron bien de chicos,
estábamos muy cómodos, muy bien. El recuerdo de siempre está en Barranquilla.
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