Sí, el título está bien. Michael Jordan jugó un año béisbol profesional en Estados
Unidos tras su primer retiro de la NBA para cumplirle una vieja promesa a su
padre, quien ya no lo acompañaba. Así como en Space Jam, la estrella de los Bulls
no tenía un buen desempeño con el bate y el guante, por lo que su aventura por
los diamantes americanos fue muy corta. Jordan encontró en la pelota caliente
ese amor que había perdido por el básquet, y regresó para hacer aun más grande
su historia.
Tras lograr tres anillos consecutivos con sus Bulls, y ser
parte del famoso ‘Dream Team’ en los JJOO de Barcelona 92, MJ se sentía asfixiado
por los medios. Ya había pasado de ser un excelente jugador a ser la bandera de
la NBA.
"Siempre he dicho a la gente que me conoce que
cuando perdiese la motivación, las ganas de demostrar algo como jugador de
baloncesto, sería el momento de retirarme... Después de haber vivido en esta
montaña rusa los últimos nueve años, creo que es la hora de subirme a una nueva
atracción"
Esas
fueron las palabras de ‘Air’ para despedirse del básquet, aun siendo joven (30 años) y
estando en un gran equipo, pero tanto la fama que había alcanzado que lo
perturbaba, el constante acoso a su vida privada, y el asesinato ese año de su padre,
fueron los detonantes para cambiar de aires.
El primer
deporte que practicó Jordan cuando niño fue el béisbol, donde hasta logró ser campeón, y este era el sueño de su padre: verlo como jugador de las grandes
ligas. Y eso fue lo que iba a intentar “His Royal Airness” como un homenaje póstumo.
Aprovechando
que el dueño de los Chicago Bulls (Jerry Reinsdorf) también era el propietario
de los Chicago White Sox, Jordan tenía de inmediato una chance de jugar en la
MLB, y además con el mismo contrato que tenía en la NBA, pero no todo era tan fácil.
A pesar de
ser Michael Jordan, esto no era basquetbol, y en el béisbol él no era el rey.
En la pretemporada se vio que no tenía el nivel para jugar en la Gran Carpa, y
se limitó a unos juegos de exhibición antes de ser bajado a los Birmingham
Barons, equipo de la doble AA en las ligas menores, afiliado a los White Sox.
Debutó el
8 de abril de 1994, con 31 calendarios encima, y en su aventura de un año (su
último partido fue el 10 de marzo de 1995) tuvo un promedio de .202 al bate con
88 hits en 127 juegos, 3 home runs, 46 carreras anotadas, 51 carreras
impulsadas, 30 bases robadas, 51 bases por bolas, y 114 ponches, entre otros
numeritos. Mientras que en su puesto como jardinero, tuvo un promedio de .952
con 213 outs, 6 asistencias y 11 errores. También participó con los Scottsdale
Scorpions en la Liga de Otoño de Arizona en 1994 con un promedio de bateo de
.252.
A MJ le
sirvió este paso por el béisbol, ya que le permitió descansar un poco del acoso
mediático que tenía en la NBA (siguió teniéndolo pero en menor medida), y le
sirvió para querer de nuevo al básquet. Los viajes en bus, las largas jornadas
de entrenamiento que se sometía voluntariamente para mejorar, le hicieron
querer de nuevo el juego, el deporte, darse cuenta de las cosas, y eso se
materializó cuando en una rueda de prensa dijo el famoso: “I’m back”.
“Estaba perdido, no me encontraba a mí mismo, no me
conocía. Fue lo peor. Sabía que algo iba mal en mi vida, empecé a darme cuenta
de que quizás me había equivocado, pero ni siquiera me daba cuenta de que
estaba perdido. Durante mucho tiempo todo el mundo me veía como un objeto, como
un producto, y lo que es peor, yo estaba empezando a verme de la misma manera.
Me estaba convirtiendo en un objeto para mí mismo. Entonces me di cuenta de que
todo lo que quería hacer era disfrutar de cada minuto de mi vida, es decir,
jugar partidos de baloncesto, que es lo que de verdad me gusta. Nunca me senté
a pensar sobre ello antes porque todo iba demasiado rápido. Pero al final
descubrí mi realidad: soy un jugador de baloncesto, eso es todo lo que soy y
para lo que sirvo. Cuando me di cuenta de eso fue como volver a la vida y
recuperar la felicidad, porque nada más importa”.
Así fue como,
tras un año alejado de las canastas, “Air” había vuelto. No sin antes cumplir
el último deseo de su padre. Y a pesar de que la temporada de Jordan en el béisbol
fue mala, los expertos destacan su gran progreso, especialmente tras la Liga de
Otoño de Arizona, prueba del gran deportista que es.
Luego lo que viene ya todos lo conocen: otro triplete con sus Bulls, repitiendo con
Pippen y agregándole a Rodman, rompiendo records, ganando MVPs, un nuevo
retiro, un nuevo retorno cambiando de equipo, directivo, propietario,
homenajes, ovaciones… En fin, ese no es el tema de esta entrada, será en un
futuro.
MJ supo
como canalizar lo malo y convertirlo en motivación, y volver a lo que más le
gustaba, y permitir a los aficionados disfrutarlo unos años más. Gracias Michael, gracias béisbol.
Como bonus por llegar hasta el final, les dejo el primer home run de Michael Jordan con los Barons
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