En cada torneo del fútbol colombiano hay mínimo un hecho que
uno dice “esto solo pasa en Colombia”, pero están muy equivocados. En todas
partes pasan, hasta en los máximos organismos de este deporte.
Este domingo el duelo entre Once Caldas y Nacional tocó ser
retrasado porque los nuevos dueños del “blanco blanco”, Kenworth de la Montaña,
decidió pintar el círculo central con sus iniciales (KW). Esto no es permitido
por la FIFA, lo que obligó a que entre bomberos y ayudantes arreglaran el
bochornoso hecho lo más rápido posible.
Pero estas “colombianadas” también han pasado afuera, por
grandes organismos, y sin colombianos presentes.
Sí, fue en el mundial de Argentina 1978 que se dio una de
esas cosas que te marcan.
Era el último partido del grupo A entre Francia y Hungría que se jugaba en Mar del Plata. Ambas selecciones ya estaban eliminadas, así que solo jugaban por cumplir. Viajaban desde Buenos Aires nada más para el partido y buscar una pequeña alegría.
Para esa época predominaban los televisores a blanco y
negro, por lo que la FIFA le pidió a los húngaros que no llevaran su camiseta
roja porque se podía confundir con la azul de los franceses para los
televidentes.
Acatando la decisión, Hungría viajó con su uniforme suplente, el blanco, para evitar confusiones. Pero ni ellos ni la FIFA pensaron que Francia iba a pensar igual, y que también decidiera viajar a Mar del Plata con su camiseta suplente: blanca.
El 10 de junio, minutos antes de empezar el partido, ambos
equipos se dieron cuenta de que estaban vestidos igual y ninguno había llevado
su otro uniforme. La FIFA obligó a Francia a buscar una alternativa, ya que
ellos no le pidieron que cambiaran su uniforme.
Un utilero fue a buscar un almacén abierto donde pudiera
comprar un juego de uniformes y pudiera estamparlo, pero ese sábado no había
nada abierto. Por suerte, cerca del estadio estaban las instalaciones del Club
Kimberley, un modesto equipo que jugaba en la liga de esa ciudad y podía
resolver los inconvenientes.
Llegaron y no pusieron ningún problema, al revés, era un
honor para el equipo donde alguna vez jugó Julio Comesaña.
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