martes, 27 de noviembre de 2012

Tragedias en el Fútbol (V)


28 de abril. 1993. Libreville, Gabón. 
Ese día la selección de Zambia viajaba a jugar un partido correspondiente a las eliminatorias al Mundial de fútbol, cuando el motor del avión se incendió, provocando que la aeronave cayera al mar.
La selección estaba en la última ronda de las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 94, acaban de ganar un partido y se dirigían a Dakar, para enfrentarse a Senegal.
 

El vuelo tenía programado tres paradas para poner gasolina. En la primera en Brazzaville, Congo se dieron cuenta que el avión no estaba del todo bien, pero de igual manera continuaron su viaje.
A los pocos minutos de salir de su segunda parada (Libreville, Gabón), el motor izquierdo de la aeronave falló y se incendió. El piloto apagó erróneamente el motor derecho cuando estaba dando la vuelta para aterrizar en el aeropuerto. Esto causó que el aeroplano se precipitara al mar rápidamente y acabara con la vida de treinta personas (jugadores, directivos y tripulantes) instantáneamente.

Hubo tres futbolistas que gracias al destino no se montaron ese día en el avión ya que jugaban en Europa, y fueron a unirse a sus clubes. Uno de los que se salvó fue la figura Kalusha Bwayla, que en ese momento era jugador del PSV (Holanda). Hoy en día él es el Presidente de la Federación de Zambia de Fútbol.
Bwayla fue el encargado de sacar adelante a la nueva selección, y lo que muchos creían iba a ser un rotundo fracaso, ya que les tocaba empezar de cero, fue una grata sorpresa entre tanta tristeza.
Lastimosamente la selección de Zambia no logró clasificar al Mundial, ya que tenía que como mínimo empatar en su último partido con Marruecos, y terminó perdiendo por 1-0, pero nunca estuvieron tan cerca de clasificar a esta cita. Además, al año siguiente llegó por segunda vez a la final de la Copa Africana de Naciones, perdiendo con Nigeria, que dos años más tarde ganaría el oro olímpico.
En este 2012 la selección de Zambia volvió a Gabón, el lugar de la tragedia de 1993, para disputar un nuevo certamen de la Copa Africana de Naciones. Y el destino, que siempre actúa de una manera rara, quiso que Zambia jugara la final de este torneo en Libreville, a unos metros del accidente. Finalmente fueron campeones por primera vez en su historia, y le pudieron dar un merecido homenaje a las victimas casi 20 años después.



martes, 20 de noviembre de 2012

Tristemente es así

Se acabaron los Juegos Nacionales y dejaron como campeón al departamento de Antioquia, nada raro. Completaron el podio el Valle del Cauca y Bogotá, nada raro tampoco. Los departamentos costeños estuvieron muy lejos de estos tres, y tristemente, tampoco es nada raro.
Duele pero es la triste realidad, de una región que los encargados de la formación deportiva hacen poco y nada. A los deportistas les toca sudársela, pero no por los entrenamientos, sino porque les toca buscar escenario deportivos, ayuda con los materiales, equipamientos, viáticos y quizás algún premio por los logros conseguidos para el departamento.
Muchos han sido los casos de deportistas que se van a representar a un departamento ajeno porque en el suyo no lo acobijaron como si lo hicieron otros, como el caso del vallista olímpico samario Paulo Villar, quien le toco armar su maleta e irse a defender a Antioquia, donde si se interesaron en él, y donde están los mejores escenarios deportivos del país.
O el taekwondista Óscar Muñoz que logró medalla de bronce los pasados Juegos Olímpicos de Londres. Nacido en El Difícil, Magdalena, pero criado en Valledupar, este joven entrena en un gimnasio con lo más elemental, lo básico, y obvio, pagado por él.
Pero esto también se ve reflejado en el fútbol. Este año el Real Cartagena descendió a la Primera B, dejando huérfano al Junior en la máxima categoría. El Unión Magdalena no logró ascender y sigue su travesía en la segunda división. Los manejos en las inferiores son muy cuestionables, y aunque los rojiblancos han sacado jugadores de exportación últimamente, no los excluye de estos malos manejos. ¿Cómo es que jugadores costeños como Freddy Montero o Michael Ortega se tengan que ir a las inferiores del Deportivo Cali porque no tenían oportunidad en Barranquilla? ¿O que a Luis Fernando Muriel lo cambien por un CD original de Iván Villazón?
Y para tener en cuenta, los casos que di de los deportistas que se han ido, fueron a parar en el Valle del Cauca y Antioquia, los dos departamentos con más títulos en las justas nacional (7 ambos).
Pareciera que en la costa nada más interesa que ingrese dinero a costillas de las playas y de los puertos, pero es hora de meterse la mano al bolsillo. Los mandatarios siempre prometen y dicen que los niños son el futuro, que el deporte aleja a los jóvenes de los vicios, pero tristemente, todo se queda en palabras.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Eliminatorias Clásico Mundial de Béisbol

Este texto es para los amantes del béisbol, para los interesados, o simplemente para los que les gusta ver y saber como le va a los colombianos en las diferentes actividades deportivas.

En estos momentos Colombia está jugando por primera vez en su historia las eliminatorias para el Clásico Mundial de Béisbol, lo que, pasándolo al fútbol, son las eliminatorias sudamericanas para el mundial de fútbol FIFA.

El Clásico Mundial que se va a realizar en el 2013 en Japón, China, Puerto Rica y USA, es apenas el tercero en la historia. Los dos anteriores, jugados en el 2006 y 2009, fueron ambos ganados por Japón (ante Cuba y Corea del Sur respectivamente). Desde el 2009 se acordó que se jugaría cada 4 años.

Como atractivo en el Clásico Mundial, a diferencia de los Juegos Olímpicos, es que aquí sí pueden jugar los jugadores de la MLB, entre otras cosas.

En el año 2006 y en el 2009 los países que participaron fueron invitados (en ambos torneos fueron los mismos equipos), y no tocó hacer una ronda de clasificación. Para este Clásico Mundial se implementó las eliminatorias. Son 4 grupos de 4 equipos. De cada grupo saldrá un clasificado que se le unirán a los 12 clasificados por invitación.

La eliminatoria consiste en dos llaves, pongamosle A+B y C+D. El ganador de cada llave avanzan a una semifinal entre ellos (A+C), mientras que los dos perdedores juegan un partido para ver quien avanza a la otra semifinal (B+D). Los dos primeros ganadores juegan su semifinal, el vencedor va a la final (A), mientras que el equipo derrotado (C) tiene otra chance, jugando contra el ganador de los dos perdedores en la otra semifinal (B). Ya el ganador de la otra semifinal entre el perdedor de la primera semifinal y el ganador de los dos primeros perdedores, va a la final contra el equipo que ganó la primera semifinal, es decir, el que está invicto en 2 partidos en el torneo. 

En pocas palabras, a la final van los 2 equipos que logren 2 victorias y como mucho, puedes perder un partido en el camino.

Ya quien gane la final avanza al Clásico Mundial de Béisbol que se jugará en marzo del 2013. El vencedor de esta eliminatoria jugará en el grupo de Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

martes, 13 de noviembre de 2012

La Sonrisa del Fútbol Colombiano


Hace unos meses escribí una columna sobre la mediocridad del torneo colombiano, argumentando el porqué de mi pensamiento. Hoy no estoy aquí para hablar sobre una reflexión en el caso, si no para decir que, sin importar la mezquindad de nuestro fútbol, este es impresionantemente atractivo y atrapante.

No hay un solo semestre, desde que se crearon los torneos cortos, en donde uno no esté pegado a la última fecha, viendo el minuto a minuto de todos los partidos y que sufra por la clasificación de su equipo. No hay cosa más emocionante que estar escuchando por radio el partido de tu preferencia y que de pronto, sin aviso alguno, otro periodista se meta a avisar que hay gol en tal parte y a explicar cómo este modifica la tabla. Cuantas veces no celebre con mi papá de esta manera.

En el país del Sagrado Corazón nosotros permitimos que un equipo que llega a la última fecha con nada más cinco partidos ganados tenga posibilidades de clasificarse a los cuadrangulares.

También se han dado casos en donde los equipos convierten goles en el último suspiro que les permiten clasificarse, como pasó en el torneo pasado. Patriotas ya celebrara su entrada entre los ocho mejores del país, pero apareció un cabezazo del jugador del Pasto, Mauricio Mina, al minuto 92 para robarle el puesto a los boyacenses por mejor diferencia de gol. Luego los pastusos llegaron a la final.

O en el 2005 cuando el delantero del Junior Luis Cassiani marcó un agónico gol en Medellín ante Nacional para darle el triunfo por 1-0 a su equipo, clasificar a los tiburones y eliminar a los verdes en lo que fue seguramente el cierre de torneo más apasionante en la historia.

Y qué decir de las finales. Posiblemente la de Junior y Nacional en 2004 es la más recordada, con ese gol de Walter Ribonetto sobre el final que llevó el partido a penales. O la del año pasado entre barranquilleros y manizalitas.

Aparte también tenemos en los jugadores colombianos a unos profesionales que, como dice el dicho, “patean más que nevera vieja”. De donde sea sueltan un zapatazo y muchas veces nos regalan unos golazos que sorprenden y causan admiración.

Repito como dije hace unos meses, el fútbol colombiano premia a la mediocridad por el afán de ayudar a los clubes en lo económico, pero en su contra parte, hace que nuestra liga sea atractivamente única

sábado, 10 de noviembre de 2012

Colombianadas por FIFA


En cada torneo del fútbol colombiano hay mínimo un hecho que uno dice “esto solo pasa en Colombia”, pero están muy equivocados. En todas partes pasan, hasta en los máximos organismos de este deporte.

Este domingo el duelo entre Once Caldas y Nacional tocó ser retrasado porque los nuevos dueños del “blanco blanco”, Kenworth de la Montaña, decidió pintar el círculo central con sus iniciales (KW). Esto no es permitido por la FIFA, lo que obligó a que entre bomberos y ayudantes arreglaran el bochornoso hecho lo más rápido posible.

Pero estas “colombianadas” también han pasado afuera, por grandes organismos, y sin colombianos presentes.

Sí, fue en el mundial de Argentina 1978 que se dio una de esas cosas que te marcan.

Era el último partido del grupo A entre Francia y Hungría que se jugaba en Mar del Plata. Ambas selecciones ya estaban eliminadas, así que solo jugaban por cumplir. Viajaban desde Buenos Aires nada más para el partido y buscar una pequeña alegría.

Para esa época predominaban los televisores a blanco y negro, por lo que la FIFA le pidió a los húngaros que no llevaran su camiseta roja porque se podía confundir con la azul de los franceses para los televidentes.

Acatando la decisión, Hungría viajó con su uniforme suplente, el blanco, para evitar confusiones. Pero ni ellos ni la FIFA pensaron que Francia iba a pensar igual, y que también decidiera viajar a Mar del Plata con su camiseta suplente: blanca.

El 10 de junio, minutos antes de empezar el partido, ambos equipos se dieron cuenta de que estaban vestidos igual y ninguno había llevado su otro uniforme. La FIFA obligó a Francia a buscar una alternativa, ya que ellos no le pidieron que cambiaran su uniforme.

Un utilero fue a buscar un almacén abierto donde pudiera comprar un juego de uniformes y pudiera estamparlo, pero ese sábado no había nada abierto. Por suerte, cerca del estadio estaban las instalaciones del Club Kimberley, un modesto equipo que jugaba en la liga de esa ciudad y podía resolver los inconvenientes.

Llegaron y no pusieron ningún problema, al revés, era un honor para el equipo donde alguna vez jugó Julio Comesaña.

Y así fue como Francia, el tradicional bleus (azul en francés), jugó con una camiseta blanca con líneas verdes y su tradicional pantaloneta azul. Pero no se queda ahí, los números del nuevo uniforme y los del short no coincidían para nada. Una total “FIFAda”


jueves, 1 de noviembre de 2012

El turbulento 1989


Ese año el fútbol colombiano vivió posiblemente el año más escandaloso de la historia de nuestro país. Copa Libertadores, clasificación mundial de Italia 90 y un asesinato que obligó a que el torneo nacional fuera cancelado.

Para entender esto hay que saber la situación que vivía el país a finales de los 80. La guerra de carteles era el pan de cada día en los periódicos y noticieros, y el fútbol no se excluyó de esto.

La primera muestra de que algo grave se venía fue un año atrás, exactamente el 1° de noviembre de 1988. Ese día el juez de línea Armando Pérez fue secuestrado para luego ser liberado 20 horas después con el siguiente mensaje: “El que pite mal, lo borramos”. Recado claro que se les envió a los árbitros, los que supuestamente estaban siendo “comprados” para pitar a favor, principalmente, de Santa Fe y América.

El torneo se inició con normalidad y hasta se logró jugar la sexta edición de la Copa Colombia, que dejó a Santa Fe como campeón y al Unión Magdalena como subcampeón. Un mes atrás, el 31 de mayo, en Bogotá, el Atlético Nacional derrotaba en penales al Olimpia de Paraguay y le daba la primera Copa Libertadores al país.

Pero cuando se estaba jugando el cuadrangular final que tenía al Ciclón Bananero como líder a falta de unas pocas fechas que le hubieran permitido bordar la segunda estrella de su escudo, sucedió lo peor.

El 15 de noviembre de 1989 jugaron Independiente Medellín y América de Cali. Los caleños ganaron 3-2 como visitantes y a los locales les anularon un gol por un supuesto fuera de lugar. Según John Jairo Velásquez, alias Popeye, mano derecha de Pablo Escobar, el ex capo de la droga tenía dinero apostado a favor de los paisas, por lo que mandó a matar al juez de línea que invalidó el gol: el cartagenero Álvaro Ortega. Una semana después el campeonato fue cancelado.

Un hecho que empañó la fiesta que se vivió el 15 de octubre, cuando Albeiro Usurriaga, años más tarde asesinado, logró marcar en Barranquilla el gol con el que Colombia le ganó el partido de ida a Israel por el repechaje del mundial de Italia 90. Quince días después, en Ramat Gan, el empate decretó el regresó de Colombia a la máxima cita orbital futbolística tras 28 años.

Definitivamente fue un año cargado de alegrías pero también de tristezas. Una época oscura del fútbol colombiano que esperemos no volvamos a repetir.