jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Cuál es el miedo?

Pasan los días, se avecina el inicio del torneo (el 26 de enero) y sigue la incertidumbre paseándose con las brisas decembrinas y levantando polvo por las calles de Barranquilla: ¿dónde jugará la Uniautónoma?

Aunque ambas partes se sentaron para hablar del tema, el Junior al parecer sigue fuerte en su decisión de no dejar a los universitarios jugar en Barranquilla, y aquí es donde me pregunto, ¿en qué le afecta eso a los rojiblancos?

A que le tiene miedo la familia Char ¿qué les quiten hinchas? La verdad es que si alguien deja de apoyar al Junior para apoyar a la U, nunca fue un hincha, y es de esos que solo va a la final y a uno que otro partido importante, y de esos “hinchas” hay muchos.

Me pregunto yo, jugando los Delfines en el Romelio Martínez, el hincha del Junior tendría una fecha más cada semestre para poder asistir al estadio, algo que a los Char no les llenaría el bolsillo, pero que a los junioristas nos alegraría mucho. Además, siempre están los románticos que quieren revivir las tardes de “la querida de Barranquilla” en el viejo escenario de la 72.

Siempre nos hemos quejado (con muy buenos argumentos) que en el FPC hay una rosca contra el Junior, por ser el único equipo de la región. Siempre decimos que nos enfrentamos a todo un país, que los cachacos, que los paisas, que los unos, que los otros. Ahora tenemos la oportunidad de tener un aliado, de alguien que también va a pelear por lo mismo: por la región Caribe. No digo que el Junior y la Uniautónoma ahora van a ser los mejores amigos, porque de seguro va a haber una rivalidad medio fuerte con el tiempo, pero es bueno tener un socio en un país regionalista como este.

Como dijo el Pibe “el pueblo no se toca”, y esto es lo que quiere el pueblo. Con el respeto que merece el Barranquilla FC, ese es un equipo que está diseñado para que el Junior foguee a sus jugadores y que juega en la B, por lo que no llama real atención entre el público. En cambio la Uniautónoma va a contar con otra clase de jugadores, otra clase de proyecto, en la máxima categoría, y jugará con equipos como Nacional, Cali o Millonarios, por lo que muchos barranquilleros, aprovechando la cercanía (para muchos) del Romelio, van a acercarse por el espectáculo. De igual manera, si son hinchas de verdad de los Tiburones, van a ir el día que juegue el Junior al Metropolitano.

La verdad no se cual es el miedo de la directiva. Junior es un equipo grande, con tradición, con hinchada, que está dentro de la historia de la ciudad y dentro de la sangre de sus habitantes, así les guste o no les guste el fútbol. Un equipo nuevo como la Uniautónoma no le va a arrebatar ese “cetro” que tiene. Uno que otro interesado por el fútbol puede que sí cambie los colores rojiblancos por el rojo con detalles amarillos, pero estoy seguro que la supremacía no va a cambiar.

Darle a Barranquilla otro clásico tras la ida del Unión Magdalena ya hace varios años a la segunda división de seguro creará otro ambiente en la ciudad, aburrida de la cambiadera de “clásicos”. Además, siendo de la misma ciudad, le dará un picante especial, algo que no se vive desde hace muchos años tras las constantes desapariciones de los equipos en la capital del Atlántico.

Todos los equipos costeños (exceptuando el Junior) tienen problemas económicos y varios desaparecen así como aparecieron. No dejarlos jugar en Barranquilla, donde tienen mayor posibilidad de generar ingresos, es matarlos lentamente. Quién sabe si otro equipo de la costa vaya ascender en los próximos años. En este caso, el Junior tiene que darle la mano.


Dar el permiso para que la Uniautónoma juegue en Barranquilla es lo mejor. Gana el pueblo, gana el Junior, gana la U, gana el espectáculo. Todos ganan. Así que ¿cuál es el miedo?