martes, 28 de agosto de 2012

Cuando en Colombia el fútbol era libre

En el fútbol colombiano hubo una época en la que ir a ver un partido era como asistir a una obra de teatro. Era una delicia ver jugar a los equipos en ese deporte puro y virgen del mercadeo. Donde los jugadores jugaban por amor a la pelota; donde los goles eran una expresión de arte, y no un boleto a la fama y el dinero. El público colombiano se había convertido en un catador de paladar negro.

Cuando el fútbol profesional se inició en Colombia en 1948, no todos los equipos tenían estadio. Se jugaba en canchas polvorientas, en donde la gente se aglomeraba cerca de la línea de banda para ver a sus primeros ídolos.

Las escuadras traían muchos jugadores extranjeros, algunos muy buenos, otros que rozaban lo aceptable. No había videos ni veedores en el exterior, así que los dirigentes confiaban en haber hecho una buena compra.

Para el próximo torneo fue incrementando la cifra de jugadores foráneos pero con ella también la calidad. A Millonarios llegaron unos argentinos que revolucionaron el fútbol colombiano: Pedernera, Di Stéfano y Rossi. Con la llegada de ellos, más otros, se inició “El Dorado”.

Millonarios se hizo mundialmente famoso. Los equipos europeos hacían sus giras por América, y visitar al club bogotano era una obligación. A ellos también los invitaban a diferentes partidos amistosos por Europa, logrando así su apodo de embajadores. Esto también ayudó a que otros equipos colombianos hicieran giras, ya que el fútbol en Colombia ganó mucho nivel.

Los partidos quedaban 7-4, 6-0, 10-2 o como el 12-1 que le propinó Samarios (Unión Magdalena) a la Universidad de Bogotá, no como los mezquinos 0-0 de hoy en día.

Jugadores mundialistas, como Elba de Pádua (Brasil) que vino al Junior junto con Heleno de Freitas. Los que vieron jugar a este último dicen que su clase era única, que era uno de esos jugadores que aunque no dieron títulos al equipo, la gente llenaba el estadio para verlo jugar. Y no creo que estuvieran tan equivocados, ya que le hicieron una película.

Los años avanzaron y ese fútbol se acabó. Ahora, estamos acostumbrados a que si un equipo marca el 1-0 tiene que inmediatamente defender el resultado. El fútbol colombiano se volvió feo, jugando al pelotazo, buscando el error del rival. Cuando el fútbol probó las mieles del dinero, de la fama, cuando se convirtió en un negocio, se acabó. Privilegiados los que pudieron verlo.

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