viernes, 13 de enero de 2012

Supercalifragilisticoexpialidoso

El 24 de Junio de 1987 en un barrio de la ciudad de Rosario en Argentina nació la figura más grande del fútbol. Lionel Messi ganó este lunes su tercer Balón de Oro (y solo por agregar un dato) de manera consecutiva.

Ese niño que inició en Newell´s Old Boys y al que River Plate desechó porque tenía problemas de crecimiento y el costo del tratamiento era muy dispendioso, decidió emigrar a España junto a su padre, y con tan solo once años, perseguir su sueño.

Hoy, trece primaveras más tarde,  logró superar en cantidad de este galardón a figuras históricas como Ronaldo, Keegan, Rummenigge o Beckenbauer, y nada más está igualado con los inmortales Van Basten, Platini y Cruyff. A Pelé, Maradona, Di Stefano y el resto de figuras de las épocas de antaño las conozco nada mas por videos, pero basándome en los títulos ganados, en la edad que tiene el argentino de 1,69, de estatura y en el juego desorbitante que brota de sus pies, puedo decir que estamos ante el mejor jugador de la historia del fútbol. Cinco Ligas Españolas, igual cantidad de Supercopas de España, una Copa del Rey, tres Champions League, dos Supercopas de Europa y un par de Mundiales de Clubes, todos estos con el Barcelona, y un Mundial Sub 20 y un Oro Olímpico con la albiceleste hablan por sí solas. Si a esto le sumamos la infinidad de distinciones individuales a tan corta edad, no podríamos compararlo con algún otro mortal.

Muchos aducen a que todavía le falta ganar un mundial de mayores para poder ser considerado como el mejor de todos los tiempos. Yo también lo creo, es necesario tener que llevar a su país a lo más alto de la gloria, para poder probar las mieles de que el mundo se le arrodille ante sus pies.

Todavía no entiendo como hay gente que no acepta las cosas, especialmente sus compatriotas, a los que parece no enorgullecerles sus acciones. Yo, que he vivido las dos caras de la moneda, vivir en un país donde a Messi nada más se le puede admirar por su juego mágico (al igual que en todo el mundo), y estar en su natal Argentina, en donde muchos lo defienden y otros lo crucifican por supuestamente no querer al país. Le critican por no cantar el himno, que no siente la camiseta, le dicen que no es argentino, que lleva más tiempo allá que acá, que nunca jugó en un club de su país; un sinfín de excusas para desprestigiarlo. Pero si Lio, después de pasar más años en el país ibérico, donde le brindaron toda la ayuda que necesitaba, que en el sudamericano, donde le dieron la espalda, decidió ponerse la camiseta de franjas azul y blanco es por algo. Es porque la quiere, y aunque no haya sacado campeón de la UEFA al Napoli y del mundo a Argentina como hizo Maradona, no le pueden quitar la calidad de jugador que es.

Messi es uno de esos seres tocados con una varita mágica, un jugador que deleita observar, que hay que admirar, del que hay que estar orgullosos de haber compartido siglo con él y deleitarse de su juego exquisito, alguien que en un minuto le da vuelta a un partido, un fuera de serie, alguien sencillo, callado, que sigue siendo ese niño tímido y solitario, ese chico que todavía tiene que ganar el mundial para que cada habitante del planeta lo reconozca como el mejor de todos los tiempos. Es un jugador supercalifragilisticoexpialidoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario